En la medida en que ha crecido el alcance de las redes sociales y los medios digitales ha surgido también una preocupación que es el uso de los datos personales, sobre todo, en la medida en la que éstos pueden ser utilizados para ciertas actividades delictivas. Por eso, es importante saber cómo proceder cuando se solicitan y se recaban los datos sensibles y las leyes que los protegen.
Millones de mexicanos, billones de datos
El INEGI da cuenta de que hay en el país alrededor de 71.3 millones de usuarios de redes sociales en México, lo que equivale a que 75% de la población mayor a seis años ha ingresado alguna vez un dato considerado personal. A veces, es a través de aplicaciones por la mala costumbre de poner en automático la palomita en “He leído y acepto…”. Es inevitable dar los datos, pero hay que conocer cómo podemos protegernos y seleccionar en la medida de lo posible las entidades a las que se los confiamos.
El aspecto legal
La preocupación por el uso y destino de los datos personales es común a todas las naciones. El Derecho Internacional ha creado y abogado por la extensión de mecanismos jurídicos para la protección de la identidad de las personas y la persecución de los delitos derivados del mal uso de los datos.
Por eso, las legislaciones nacionales e internacionales han avanzado para crear mecanismos legales cada vez más avanzados y complejos para tratar de estar al día en las crecientes formas en las que el crimen o el comercio ilegal de datos pueden atacar.
Este mal uso se puede dar no sólo para la comisión de un delito particular a través del robo de la identidad, sino en la colección no autorizada de datos sobre intereses personales, patrones de consumo, afinidad a ciertas ideológicas. Esta información es una mina de oro para la toma de decisiones comerciales desde las campañas de mercadeo hasta la localización de los mejores lugares para abrir nuevas sucursales; pero también puede ser mal utilizada por algunas entidades o puede ser obtenida de manera fraudulenta.
Los llamados derechos ARCO: derecho a la protección, acceso, rectificación, cancelación y oposición al tratamiento de los datos persona ha sido reconocidos en la Constitución desde 2009 al incorporarse en el artículo 16.
Así desde 2010 se cuenta con la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares, que se complementó en 2017, con la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados.
Derivados de las dos y de las exigencias particulares de los diversos sectores mercantiles y cibernéticos, se han elaborado atrás leyes, además de Normas Mexicanas y Normas Oficiales Mexicanas.
Existe, además, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos (INAI) que es más conocido por sus primeras dos funciones, pero que es la institución que salvaguarda también los datos de las personas y puede orientar sobre su adecuada protección o reclamos cuando se hace mal uso de ella.
El otro lado de la moneda
Si bien la protección de los datos personales es una preocupación de las personas, también lo deber ser para quienes están al frente o inician un negocio porque reciben los datos personales para realizar los procesos de venta y facturación. Esto se ha incrementado con la acelerada subida a las redes de muchos negocios y emprendimientos a raíz de los confinamientos por la pandemia. Incluso instituciones sin fines de lucro, pero que reciben donativos o manejan bancos de datos para enviar a los interesados en ayudar, deben estar en regla en el manejo de esa información.
Por todo lo anterior, la protección de datos y las implicaciones legales del manejo de los mismos no sólo es importante para las personas, los ciudadanos de a pie, sino que es una exigencia para para emprendedores, funcionarios, personal administrativo de las instituciones y de empresas, por enunciar algunos.
Fuentes:
https://www.accessnow.org/proteccion-de-datos-es-importante/